A lo largo de la historia, y en distintas partes del mundo, los pueblos han ensayado diversas alternativas en la construcción de una sociedad genuinamente democrática, donde la gente asuma directa y colectivamente el poder.
Aunque distintas entre sí, estas experiencias de gobiernos populares comparten una misma búsqueda por alcanzar nuevas formas de organización que superen la verticalidad, la representatividad y la jerarquización impuestas a la sociedad por los centros de poder convencionales.
Hoy, en Venezuela, con el nacimiento de las Comunas Socialistas y el desarrollo del Poder Popular Comunal, creemos importante detenernos en estas referencias, conocer sus aportes y continuar su legado.
Una de estas referencias son Los Consejos de Fábrica. En abril de 1.920 los trabajadores organizan una serie de huelgas en Turín, principal centro industrial de Italia para la época.
Los obreros desarrollaron una forma de organización, distinta de la burocracia sindical, que les permitió tomar el control de la producción en las fábricas. Este movimiento alcanzó su máximo nivel de articulación en los Consejos de Fábricas.
Las empresas tomadas se organizaban primeramente en equipos de oficio, los trabajadores de cada uno de estos equipos elegían a un obrero con mandato condicionado que participaba en la Asamblea de Delegados de la fábrica.
De esta manera se garantizaba la participación directa de los trabajadores en todos los asuntos de la producción. Además de sus tareas técnicas y administrativas, los Consejos de Fábrica lograban una asombrosa capacidad de movilización: En una ocasión, en apenas una hora, fueron capaces de movilizar, sin preparación previa, a más de 120.000 obreros de distintas empresas.
Todo el poder del Estado a los Consejos Obreros y Campesinos. Antonio Gramsci. El Movimiento Turinés de los Consejos de Fábrica, 1,920.
MPPCOMUNASyPS-José Amesty, Venezuela, 2012.
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