Mario Vargas Llosa, con su incesante perorata
inverosímil
Lic. José A. Amesty Rivera
23 junio, 2022
Hemos escrito, al menos,
dos artículos sobre el escritor Mario Vargas Llosa, y en todos ellos el
connotado escritor argentino Atilio Boròn, alude a las controversiales
declaraciones del narrador peruano.
Entendemos que Boròn
hace referencia a Vargas, solo por la “credibilidad” del otrora insigne
escritor, ya que si lo hiciera otra persona no tuviera ninguna repercusión. No
obstante, la derecha torcida utiliza a Vargas Llosa, en su etapa senil, por la
supuesta resonancia que tiene; pero la realidad es que mucha gente ya no cree
en sus palabras reaccionarias. Además, Boròn reposta siempre contra él, por qué
sabe que es un alfil al servicio de la derecha rancia de América Latina y del
imperio estadounidense.
En esta oportunidad,
Vargas Llosa, en la apertura del 15 Foro Atlántico Iberoamérica, celebrado en
Madrid, lamentó el triunfo de Gustavo Petro en Colombia, y señala dos
apreciaciones, una totalmente mentirosa y la otra con aires de malsana.
La primera afirmación de
Vargas, alude a que Petro debe mantenerse dentro de la “legalidad”, “que ha caracterizado
la historia colombiana”.
Según una investigación
del Grupo de Política y Gestión para el Desarrollo, de la Pontificia
Universidad Javeriana de Colombia, titulada “Cultura de la legalidad en servidores públicos y ciudadanos”,
señala que, en Colombia, nos falta mucho para ser un país legal. La “cultura de
la legalidad” es una asignatura de bajo desempeño en el país, su calificación
es de 61 puntos sobre 100. Un Estado confiable, justo y defensor de lo público
haría la diferencia.
De igual modo, la
historia reciente de Colombia, en ningún modo, ha sido legal o con principios
de legalidad. Esto revela la ignorancia de Vargas Llosa, que no sabemos si será
genuina, sectaria, fanática, o será por dinero que se presta a tal infamia.
La otra afirmación de
Vargas Llosa, habla que el triunfo de Petro es un “accidente enmendable”. Lo enmendable, podemos traducirlo como un
error, algo para corregir. Pero, no deseamos creer que, al inefable Vargas
Llosa, le haya pasado por la cabeza la idea de “corregir el accidente” en el
sentido de proponer, eliminar, asesinar al presidente electo.
Esto último, podría ser
la aseveración acertada, de lo que es el ser humano Vargas internamente,
explicitada por Boròn en adjetivos calificativos como: malo, sin perdón,
pésimo, político, retrógrado, despreciable.
Para recalcar lo
anterior, lo evidenciamos en la consideración que han tenido algunos personajes
importantes, al referirse al turbio Vargas Llosa.
Por ejemplo, fue acusado
por José Saramago de “mal imitador”, al hacer una imitación deficiente de Los Sertones del brasileño Euclides da
Cunha, en su novela “La guerra del fin
del mundo”. ¡Una verdadera mediocridad!, mencionando, además, que algunos
paisanos del novelista piensan que su Nobel de Literatura, fue asignado cuando
ya no quedaba a más a quien dárselo.
Hay una serie de
epítetos expresados contra la figura de Vargas:
Según Álvaro García
Linera, exvicepresidente de Bolivia, el escritor conocido pertenece a la
derecha “cavernaria, boba y
esquizofrénica”.
Se mueve entre el
resentimiento y la envidia, según escritores cubanos.
Algunos hablan de sus
escritos y opiniones como “vómito negro”.
Los obispos peruanos la
han tildado de “poco noble”.
A su vez, según el
periodista y reportero español del Diario Ok, Eduardo Inda, Mario es:
“mentiroso, chulo, jeta, plagiario, mediocre y censor”.
También, en otro orden
de ideas, algo insólito, en torno a esta figura literaria, es que él mismo se
autodesprestigia, cuando se refiere a sí mismo como un escritor que: “No tengo talento natural. Me cuesta escribir”.
En general, los críticos
literarios, le hacen, por lo menos, tres críticas a su obra: “La prosa de
Vargas Llosa es gris e insulsa, dicen los críticos. Otra crítica es que Vargas
Llosa no ha creado personajes memorables. La tercera crítica es que la obra de
Vargas Llosa carece de ideas y es insólita”.
Finalmente, deseamos
recordar que, Atilio Boròn en su libro “El Hechicero de la Tribu, Vargas Llosa
y el Liberalismo en América Latina” reseña algunos elementos en torno a la
figura de Mario Vargas Llosa:
Vargas Llosa, vetusto
escritor, según Atilio Boròn, practica un desarme político, con dureza, sin
dolor, de su elogio al sistema neoliberal, quien, “se ha convertido en su
defensor público, un divulgador oculto en la Literatura y en el boom
latinoamericano”.
El propio Borón lo
señala: “Pese a su elemental y tendencioso manejo de las categorías y las
teorías del análisis político, o tal vez debido a la maestría con que maneja
los sofismas y las ‘pos verdades’, Vargas Llosa es una pieza fundamental en el
masivo dispositivo de ‘lavado de cerebros’ y de propaganda conservadora que con
tanto esmero practican las clases dominantes de las metrópolis y sus secuaces
en la periferia”.
Hay dos preguntas
importantes, que resaltan en el texto: ¿Cómo fue que ese muchacho tan talentoso
y crítico de la realidad de Nuestra América, militante del PC de su país,
derrapó para convertirse en el más descollante intelectual orgánico y
paradigmático del neoliberalismo? ¿Cómo fue que Vargas Llosa, se transformó en
paladín de la ideología capitalista y responde actualmente a las estructuras
tradicionales y a los intereses constituidos?
“Vargas Llosa dejó de
ser un marxista, según su criterio y convicción, si no que, al convertirse en un
converso confeso y apasionado por su nueva verdad, se transformó en implacable
enemigo de las luchas sociales de los pueblos que tratan de liberarse de las
cadenas de la colonialidad que ha impuesto el liberalismo”.
Sin duda alguna, “Vargas
Llosa es hoy por hoy el más importante intelectual público de la derecha en el
mundo hispanoparlante y tal vez uno de los de mayor gravitación a nivel
mundial. Su incansable labor como propagandista de las ideas liberales a lo
largo de casi medio siglo y la formidable difusión de sus escritos,
convirtieron al peruano en el profeta mayor del neoliberalismo contemporáneo”.
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